2 abr 2018

Haciéndonos Atractivos



Cuando estamos en labores de conquista, nos embellecemos para atraer a quien queremos acercar a nuestra vida. Investigamos cuáles son las cosas que más le gustan a nuestro “objetivo” y sin dejar de ser nosotros mismos, las proveemos. ¿Qué diferencia existe entre las organizaciones y nuestra vida cotidiana?

Tal vez sea difícil observar algo tan ordinario como la búsqueda de pareja y su paralelismo con la vida organizacional. Si la metáfora no es del todo clara, permítame presentar la idea de manera directa “No estamos siendo como organizaciones, suficientemente atractivos para captar y retener a nuestros colaboradores” y aunque el dinero es importante, estamos descuidando aspectos igualmente relevantes.

La primera pregunta que realizábamos a alguien que aceptaba una oferta era (y tal vez aún es): ¿Cuánto te van a pagar? ¿Cuánto es el paquete?

Durante décadas nuestra herramienta de captación estaba centrada en el llamado “paquete” enfocado principalmente en aspectos económicos. No es menester entrar en una discusión bizantina acerca si el dinero motiva o no. Es una parte importante y su discusión puede entrar en el territorio de la obviedad.

Fernando Sabater (2012), en su libro Ética de Urgencia, cita a Schopenhauer al referirse al dinero como productor de una “felicidad abstracta”. Es decir, te produce satisfacción al tener expectativas de recibirlo por lo que en teoría podrás obtener con este. Una vez recibido, el dinero puede darte complicaciones porque cualquier erogación está llena de limitaciones que no necesariamente se revierten en satisfacciones. En lo concreto, debemos pensar cómo -racionalmente- debemos gastar. La emocionalidad positiva se centra en lo concreto y no en lo abstracto.

¿Cómo hacer entonces a la organización más atractiva? La respuesta es simple y compleja a la vez. Ampliando nuestra visión.


La empresa debe permitir y promocionarse como un lugar propicio para el cultivo y desarrollo de habilidades y destrezas. Asimismo, debe facilitar su función integrativa, donde las personas se pueden sentir realizadas con su aporte, darles sentido a sus vidas y a lo que ejecutan.
Adicionalmente es necesario que nuestra actividad sea una fuente de identidad personal y social. La forma como nos vemos y nos ven los demás, tiene mucho que ver con cómo nos ven y cómo nos vemos en el trabajo. Las organizaciones dan identidad.

Siendo la organización garante del trabajo como fuente de desarrollo e incluso trascendencia, el dinero se convierte en parte de la ecuación. La rotación siempre estará presente ya que el momento de salir de una organización no solo depende de esta sino también de la coyuntura individual.

Sin embargo, una cultura sólida apoyada en valores, un espacio fértil para aprender y poner en práctica destrezas, habilidades y porque no decirlo, anhelos, es un deseo común.

Un espacio que genere sentido de pertenencia, sumado a una remuneración competitiva, sin duda alguna convierte a la compañía en una plaza atractiva para trabajar y quedarse.


Psi. Cesar Yacsirk  
Presidente Sociedad Venezolana de Psicología Positiva
Twitter @CYACS / Instagram: c_yacs


Publicado en la revista Business Venezuela No. 356/2018. Edición digital

1 comentario:

  1. Me encanta esa visión de la empresa como lugar de desarrollo de habilidades y destrezas. Creo en ello!

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