11 jun 2018

Levantar la Capa


El término “Capa Caída” nos lleva directamente al campo de la frustración, el desánimo, de la desesperanza y la apatía. Traído del medio taurino, expresa la sensación de no haber resuelto adecuadamente la faena. La Capa Caída es más apatía que frustración.

Sin entrar en consideraciones éticas de la tauromaquia (actividad con la cual no comulgo), el dejar caer la capa es una de las representaciones más gráficas que he encontrado, para describir un fenómeno observado claramente en este país.

Justificaciones son muchas y todas de ellas convincentes. Incluso el pensamiento que alberga que las cosas sufridas obedecen a un plan maquiavélico para desmotivar e incentivar el abandono. No lo sé, puedo opinar solo de lo que tengo evidencia cierta y comprobable.

En mi práctica profesional observo la petición (casi un clamor) de ofrecer optimismo y esperanza hacia lo que ha de venir.

Ahí precisamente está el problema o uno de los problemas… ¿Dónde se encuentra el control? Es posible que algún motivador con muy buena intención pueda “moverte el ánimo”, pero si no centra la atención en tu papel en este rollo, no hizo nada.

Mientras tanto, producto de no reconocer y valorar la emoción sentida, las personas en las organizaciones se centran en “defenderse” del problema o peor aún, atacar el fuego con gasolina.

Pongamos un poco de foco. Primero, la situación es real, desgastante y usted está en ella. Si esta no existiera, estaríamos pendientes de otra cosa

Segundo, no pretendamos resolver la situación hemisférica. Hay cosas que están bajo nuestro control y otras que no. Debemos centrarnos en nuestro ámbito de competencia.

Tercero, si no sabemos a dónde queremos ir, probablemente ya llegamos. Haga un plan. Las soluciones o acciones no llegan solas, hay que planificarlas e instrumentarlas. No se desanime si sus acciones no resuelven mágicamente el problema. Intente una, otra, otra, otra y otra vez más. La terquedad puede cambiarse en este caso por el eufemismo “Perseverancia”.

Quinto, separe metafóricamente la persona del conflicto, la crisis o la adversidad misma. Esto es, comprender que las dificultades no son la gente, sino que en ocasiones solo son sus portadores. Toda persona en su cotidianidad y en especial ante la adversidad, actúa a partir de sus emociones (rabia y el miedo principalmente), debiendo entonces separar a “la persona” del problema.

Por último, entrene y entrénese en su posición como líder. Inicialmente, en su liderazgo personal para lograr que sus propias emociones o las de otro lo conviertan en una especie de bola de “pinball”. Cada emoción, aún la más desagradable y negativa lleva un mensaje. Identificarla, valorarla y actuar positivamente es parte de la educación emocional y de nuestra inteligencia para afrontar las complicaciones.

Seguidamente, desarrolle su liderazgo uno-a-uno, pudiendo ofrecer apoyo libre de juicios y llenos de frases poderosas. Luego de ello, ofrezca y pida apoyo a sus equipos. En la actualidad el liderazgo nos es valorado por sus cualidades de superhéroe de los 60. El superhéroe actual, siente padece y se protege. En otras palabras, está consciente de sus debilidades, pero eso no le impide luchar por sus ideales.

Entonces, ¿Se cayo la Capa? No espere por favor que se levante sola o que “otro” la recoja

Es el momento de pasar de sufrir desde la butaca del teatro a subir a la tarima y ser parte de su propia historia. Un actor y no un espectador.


Psi. Cesar Yacsirk  
Presidente Sociedad Venezolana de Psicología Positiva
Twitter @CYACS / Instagram: c_yacs

Publicado en la edición aniversaria 50 años de Business Venezuela

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