Es
a través del fortalecimiento del líder que podremos asumir adecuadamente los
retos que nos presenta cada año. Esto traduce en la necesidad de desarrollar, en
cada uno de ellos y sus colaboradores, la habilidad para afrontar las crisis de
una manera proactiva.
Es muy común luego del
abrazo de año nuevo, escuchar la lapidaria frase…”Este año las cosas estarán
muy difíciles”. No me refiero específicamente a que el 2016 no lo sea, sino que es un cliché
que parte de la incertidumbre y del miedo que esta nos provoca.
Ahora bien, asumiendo
la tendencia de las cosas no podemos
negar la posibilidad cierta de la adversidad, asi como tampoco la
necesidad de tomar acciones para prevenirla y/o afrontarla.
Este año (colocando en
este espacio el número de año que usted desee), sin duda se muestra retador. En
mi opinión el énfasis de la gestión personal y organizacional debe estar
centrado en una palabra clave: Liderazgo.
Es preciso aunar esfuerzos tanto en el fortalecimiento del líder en la conducción
acertada de su propia vida y la de otros, como en la búsqueda y mantenimiento de altos niveles
de bienestar.
En un vuelo local,
recuerdo un episodio donde los pilotos se asomaban y veían con escalofriante
preocupación a una de las turbinas de la aeronave. El vuelo de una hora de
duración fue percibido como una eternidad, en la cual rezamos y nos
arrepentimos de los pecados cometidos. Esta anécdota es traída a colación, a
fin de establecer un símil entre un piloto y un líder organizacional. Poco podemos
esperar de nuestros colaboradores si quien les dirige esta asustado ante el
“posible” infortunio.
El líder debe ser
fortalecido y entrenado para validar y dimensionar la adversidad que se
presenta. Esta llamado a revisar sus creencias y la de sus colaboradores, pudiendo
ser estas potenciadoras o limitantes en el afrontamiento de situaciones
futuras. Basado en la “confrontación” de las creencias acerca de la adversidad,
el líder igualmente debe practicar un optimismo inteligente, centrado en
esperar buenos resultados apoyados en sus acciones proactivas y las de las personas
bajo su responsabilidad.
¿Donde debe estar
entonces el foco en la formación del líder y la de su talento humano? A mi
entender debe estar en desarrollar su capital psicológico (CaPsi), es decir, su
capacidad de Resiliencia, Optimismo, Esperanza y Autoeficacia.
En este mismo orden de
ideas, el líder de estas coyunturas debe enfocar su atención en la búsqueda y
mantenimiento de espacios de bienestar organizacional, más allá de los “incentivos”
tradicionales vinculados a la retención del talento humano. Pensar que en una
economía inflacionaria estrategias tales como, incrementos en la remuneración y
bonos serán suficientes, son ideas poco menos que ingenuas.
El líder requerido en
las actuales circunstancias, debe hacer hincapié en los elementos del bienestar
mencionados constantemente por la Psicología Positiva, a saber: la generación
constante de emociones positivas; la reformulación de las tareas que permitan
la vinculación adecuada de la persona con su actividad; la promoción de las
relaciones interpersonales vertical y horizontalmente; el sentido trascendente
de su rol dentro de su empresa y la consecución y reconocimiento de metas
alcanzadas.
Psi.
Cesar Yacsirk
Presidente
de la Sociedad Venezolana de Psicología Positiva SOVEPPOS
Profesor
Universidad Metropolitana
@CYACS
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