El
optimismo es un estilo explicativo del porque
ocurren los eventos y sobre los cuales, tomamos decisiones. La Esperanza
refiere por su parte, a esperar que lo mejor suceda. Ambos juegan un papel
importante en el futuro. Ninguno de ellos implica no hacer nada.
En
mi actividad de coach y consultor de
bienestar organizacional, he observado desánimo respecto al porvenir y no
precisamente de los colaboradores de nivel medio o base. Estimo que el entorno
no contribuye y en algunos casos, tampoco nosotros mismos.
Es
importante señalar, que el observar lo negativo puede proporcionar información
crítica de lo que está mal. El pensamiento positivo no niega la existencia de
lo negativo. Es centrarnos en lo positivo para dejarnos halar por el futuro.
Es
por esto, que mi actividad reciente ha sido insuflar conceptos ligados al
Optimismo y la Esperanza. Ya definido optimismo (acorde a Martin Seligman),
como la explicación de los eventos por venir (como adversos o favorables) y de
cómo estos condicionan nuestro actuar, el quid está en la validación si lo que
esperamos es un infortunio o no.